Quince
Te planché
el pantalón. La plancha que a veces se pierde en la casa, llena de altos
eléctricos en el cable marcados con cinta aisladora, me recuerda que la compré
cuando vinimos al pueblo, hace casi una docena de años.
La cifra
me retumba. Vuelvo a repasar la edad que cumplís. La incorporo, la pienso
también desde mí. Hace quince que soy madre, ¿no fue hace un rato que te tenía
a upa, te daba teta, que lloraba con vos?
La blusa
al revés y bien suave. Bel te lookeó a tu gusto, conmocionada porque te vio nacer.
Mis otras amigas también están como locas, ya decoraron la quinta alquilada y
cocinaron. Se creen tías fidedignas y que nadie diga lo contrario porque
correrá sangre.
Te llevo a
la peluquería, te bajás y me quedo mirándote desde el auto. Me gusta verlas, a
vos y a tu hermana, cuando las dejo en algún lugar: cómo caminan, cómo entran.
Hay algo de desprendimiento en eso. Es una mezcla rara de dolor y alivio. Vas
con el celu y el mate, short, camisa y ojotas, media dormida, media nerviosa,
media feliz.
Cuando te
volvés a subir al auto estás más iluminada, le pediste a la peluquera una
trencita a un costado y maquillaje simple. Me avisás que el labial no te gustó,
que te lo vas a sacar. Te pregunto por qué no le dijiste y me contás que te dio
pena porque la viste entusiasmada.
Vamos para
casa a cambiarnos, tu hermana ya está radiante con su pantalón lila y su blusa
manteca. Bel le plancha el pelo, ella sonríe cuando te ve, se dicen cosas bonitas,
se sonríen, se dan la mano.
Te vestís.
Te ponés las sandalias de taco bajo que compramos para la ocasión, primero te
parecieron altísimas, todo lo que no sea zapatilla te iba a parecer monstruoso,
un deporte de riesgo, pero la noche anterior te las pusiste por si había que
ablandarlas y dijiste que al final habías nacido para andar de taco, mientras
juntabas la mesa.
Bel se
deleita acomodándote la ropa, haciéndote girar, las dos están contentas con el palazo
blanco que te hizo. Ella temía, sabe de tu franqueza, de tu determinación, yo
sabía de su talento. El look se completa con una blusa rosa tenue con algunas
flores, hecha también por una chica de acá, que montó su empresa y viaja por el
mundo, como toda la gente que se tiene fe, algo que creemos que nos falta a Bel
y a mí.
Mientras
te miro, pienso que hay algo iluminado en vos, un aura distinta con un destello
cada tanto que viene desde adentro. Creo que es alegría. Me llama tu papá, que
llevemos sal que se olvidó. La carne ya está en la parrilla. Te empezás a
apurar, no querés que nadie llegue antes, nada que se parezca a una entrada,
nada que se parezca a un quince.
Bellísimo ...perfecta descripción
ResponderBorrarGracias <3
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